en enero 2015 trabajaba digitando resultados de análisis en un laboratorio

me enamoré de un chico porque me dijo que bajaba y subía de peso ‘como bridget jones’

en febrero visité 5 mcdonald’s en el sur de brasil para tomar muchos cafés y ganar uno gratis

en marzo usé mi sueldo para comprar un mortero de piedra volcánica y chocolates caros

en abril dejé de usar champú, desodorante y pasta dental durante un mes.

 

llegué a frotar el interior de una cáscara de plátano sobre mis dientes porque leí en google que tenía propiedades blanqueadoras.

envié un mensaje por facebook a las 5 de la mañana preguntando el precio de la espirulina

consideré empezar a comprar la tinka. un chico de mi colegio había ganado el premio mayor y su familia gastó todo el dinero en un año. eso no me iba a pasar a mí.

 

en mayo dupliqué la dosis de mi antidepresivo sin consultarle al psiquiatra;

también cambié el clonazepam por la valeriana.

 

en agosto quise irme a vivir un tiempo a una comunidad krishna para alejarme de todo, pero después de llenar un formulario en línea lo olvidé

bailé con mis primos una canción de David Guetta frente a las cenizas del abuelo

gasté casi 300 soles en cremas porque no supe decir que no.

conocí a una señora en el baño de pizza hut y 5 minutos después, me pidió que le rasure el cuello

en setiembre buscaba videos de hipnoterapia en youtube y los escuchaba antes de dormir; también iba sola a comer chifa y veía películas dobladas al español con nicolas cage.

 

en octubre empecé a salir con un chico que perdió interés en mí poco después porque le gustaba otra chica

ya no entretenía como antes a mi psiquiatra y a veces bostezaba durante las sesiones.

 

en noviembre me obsesioné con los peinados con trenzas, pero mi cabello era demasiado corto.

en diciembre fui a una peluquería y un señor chino me cortó el cabello; fue muy confuso

el 31 de diciembre mi laptop empezó a fallar

el 1 de enero boté una caja de zapatos donde guardaba todos mis souvenirs del 2015.

 

Romina Hermoza