Para N. A., P. A. y S. C.

 

Écfrasis, Auréfrasis, Dactífrasis: ardieron las pinturas en las pinacotecas;

entre ceniza se mezclaban bastidores, telas y pigmentos, recuerdos de la belleza

estática.

El polvo crea volúmenes danzantes

al son del crepitar de aquel arte conservado en la memoria.

 

Vi, oí, sentí también mármoles y ferros,

ahora monicromados, en salas llenas de bomberos

atónitos;

admiradas por aseguradores,

periodistas acreditados y el director del museo.

En ese cócito paisaje elevose

todo lo que el hombre era

y a todo lo que aspiraba;

allí lo sublime y la nada se igualan,

la eternidad y la descomposición

instauran el cronotopos de una contemporánea Arcadia

plagada de verdad, fuego y pena.

 

Dioses, ninfas y profetas; paisajes, bodegones y retratos; burgueses, pobres y reyes; abstractos, analíticos y cúbicos; triángulo, línea, círculo, punto, cuadrado y curva; él, tú, yo y nosotros reunidos, reencontrados, reperidos en el simposio, en el convite, en la fiesta dramática de la muerte, del olvido.

 

Allí te espero

contemplando

la soledad

del museo.

 

Javier Yániz