En primera instancia,

hágase con un lápiz o teclado

a continuación debe rebobinar su vida

eliminar toda inclinación que tenga por

el amor, la muerte, las primaveras

pero principalmente los dioses griegos,

no porque éstos carezcan de valor

más bien por su uso ya gastado,

una vez apaciguada tal tendencia

sujete firmemente el lápiz

o disponga sus manos sobre el teclado

suspire y mire por la ventana más cercana,

en caso de no tener alguna al alcance

imagine una a su gusto,

después de todo lo importante

no es el marco ni el tamaño,

no lo es ni siquiera la vista que encierre,

no es más que la costumbre de creer

que todo poeta tiene una ventana

por la cual atrapar al mundo,

luego de esto escriba el primer verso

el segundo vendrá por inercia

para el tercero deténgase,

sea o no un Haiku

debe tomarse su tiempo

partiendo de éste se definirá

es o no una buena idea

será o no un buen poema,

cuando haya decidido

o después de haber realizado ajustes

relájese, si es fumador encienda un cigarro

si es bebedor, un sorbo del licor de preferencia

si no pertenece a ninguno de los grupos

un par de respiraciones diafragmáticas bastarán

así, avance hasta que la poesía le permita,

recordando siempre que

la belleza lo espera en lo cotidiano

el bus, el baño, una botella rota

o los ratones del campo que incendian casas enteras,

mire cada letra con sospecha, lea y relea

si hacen falta 30 u 80 revisiones no se afane,

pero sobre todo tenga en cuenta que

el último verso no debe trascender al resto.

​

Abraham Azuad