Un año más
Abdul ve los carros pasar por la calle Knightsbridge desde la ventana del cuarto
de Janet. Los ve cruzar a toda velocidad y convertirse en pequeños puntos rojos y
amarillos y blancos a lo lejos. La ciudad no duerme y él tampoco. Su mente se
encuentra en un algún lugar lejano del medio oriente.
En la cama descansa una mujer morena, todavía retorciéndose de placer. Es
alta. Grande. Su cuerpo tendido sobre las sábanas revueltas la hacen ver imponente.
-- Vuelve— le dice con una voz dulce.
Él voltea a mirarla, creyendo haber escuchado mal. No se mueve y
espera de nuevo.
-- Ya escuchaste— dice sonriendo.—Vuelve aquí— señala, haciendo un espacio en la
cama para él.
Abdul toma aire y la observa con detenimiento. Piensa en el día que llegó a
Europa, desde tan lejos. Hoy se cumplen tres años. Qué lejos estaba
ahora de la cocina, del mostrador de almacén, de la caja registradora del banco; ahora era gestor comercial de un HSBC cerca del Canary Wharf.
La mujer lo mira expectante, imaginándose lo que él podría estar pensando. Alza entonces la mano y, con el dedo índice, le indica dónde tiene que
ponerse, como en la sala de juntas.
Abdul se acerca a la cama. Antes de acostarse fija sus ojos en los cuadros que cuelgan de las paredes: fotos de Janet en distintas partes del mundo; en una hay una cara recortada. Con la cabeza en la almohada se queda viéndola.
-- Mi ex-marido—dice curvando sus labios en una sonrisa a medias.-- Pero tú ya conoces la historia.
El extranjero piensa en cuántos como él han estado en su lecho, rendido a sus curvas, deseo y poder. También en la promesa que dejó grabada en algún lugar del medio oriente.
Janet acaricia el pecho de Abdul, enrededando sus dedos en los vellos. Y lo mira a la cara; puede sentir en su
mirada que no está ahí del todo con ella. Pero también sabe que está en sus manos la decisión de que él pueda volver a estar con quien realmente ama.
-- No te des por vencido—le dice, sabiendo que lo tendrá por al menos un año
Más.
-- Jamás lo haré. Pero no puedo evitar sentir los días sin ellos como una
Eternidad.
-- El contrato de Hassim se acaba en un año.
“Un año más”, dice Abdul para sus adentros. Dirige su mano a uno de los pechos de
Janet. La besa con fuerza y se le tiende encima. “Un año más”, vuelve a pensar.
Daniel Franco Sánchez